En ese
momento sonaba una canción lenta, In to
the Mystic, de Van Morrison, si
no recuerdo mal. Ella se acercó y rodeo mi cuello con sus brazos, entrelazando
sus dedos por detrás de mi nuca. Normalmente se me daba fatal tratar con
chicas, siempre me ponía muy nervioso, pero en cambio con Ruby parecía que
fuera todo un experto, todo iba como la seda ¡me sentía tan cómodo hablando con
ella! Posé mis manos en sus caderas y me acerqué. Bailamos toda la canción en
silencio, mirándonos sin más, sin pronunciar palabra, fue fantástico.